"Independientemente... Mi vida, lo que me gusta, me desagrada, lo que pienso, lo que hago y dejo de hacer... Indpendientemente"

jueves, 24 de marzo de 2011

La extraña y Absurda Masacre de la Escogencia de Carrera

"Sus padres han decidido todo por ustedes: como vestir, a que colegio van, que comen por día... Y de un momento a otro les dan una patada y los tiran al peñasco de la elección de carrera" 
Orientadora de la UCR


La elección vocacional se supone debe ser una de las decisiones más importantes en la historia de la vida de uno: sencillamente es el plan que seguiremos de por vida de aquí hasta jubilarnos. Sin embargo, por mayor que sea la preparación, las arduas horas dedicadas a la orientación vocacional y las constantes influencias del medio... ¿Quién puede decir yo se que carrera voy a estudiar?
Parece ser que 11 años de educación formal -en promedio- dejen claro cual es el campo de estudio a seguir por cualquiera de nosotros. Incluso el mas regocijado en "saber" su llamado vocacional, se abraza a su almohada por las noches en un temblor pensando si eligió lo correcto.
Si bien no es una ciencia físico nuclear, el miedo está en la rebuscada idea de tener que realizar una introspección y a partir de  lo que encontremos en el fondo -si es que encontramos algo claro- encontrar un área de estudio y carrera que pueda calzar con lo que deseamos.
(Y para los que soñamos con carreras como "Licenciatura en Probación de Helados, Ingeniería de Colchones o demás, nos quedamos esperando)
Pero aquellos que logran nadar a través de la tortuosa orientación vocacional y llegan a la sagrada tierra del "ya escogí" encuentran un nuevo tope llamado "mercado laboral".
Técnicamente podemos definir mercado laboral como aquello que ya no existe, ya que los trabajos, como todo, se saturan. Y la necesidad económica fríamente impuesta por la sociedad se refleja en la utilidad económica -aunque esté de más decirlo- que podamos sacarle a la carrera, como quien dice "sacarle el jugo".
Si bien con esto no he llegado a una conclusión formal, por lo menos es una queja. ¿Por qué la sociedad le impone títulos de prestigio a ciertos trabajos? ¿Por qué la remuneración económica me tiene que importar si en lo que estudie soy feliz? ¿Porqué amargarme la vida estudiando algo que no me gusta pero me da poder y dinero? Es lo que hay que empezar.
En lo que queda, está en cada quien la elección vocacional, o por lo menos eso me han repetido mucho a lo largo de estos dos años.
Como consuelo, al menos queda el eterno traslado de carrera.

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