"Independientemente... Mi vida, lo que me gusta, me desagrada, lo que pienso, lo que hago y dejo de hacer... Indpendientemente"

martes, 30 de septiembre de 2014

Hilo Negro (Introspección I)

Pared. Pared. Pared. Pared. Pared. Pared. Pared. Pared. Pared. Pared. Pared. Pared. Pared. Pared. Pared. Pared. Pared. Pared. Pared. Pared. Pared. Pared. Pared. Pared. Pared. Pared. Pared. Pared. Pared. Pared. Pared. Pared. Pared. Pared. Pared. Pared. Pared. Pared. Pared. Pared. Pared. Pared. Pared. Pared. Pared.
(Hilo Negro)

Frío.

Lejos.

(No.)

Afuera.

Afuera.

(Hilo Negro)

Vómito.

Solo.

BACK OFF.

Barrera.

Vómito.

Hilo.

(Hilo Negro)

(NO)

---Mejor deje el tubo cerrado--

lunes, 2 de septiembre de 2013

Cuando Sartre Conoce a Nietzsche

 “¿Qué puede hacer el cuerpo?”
Cuando Sartre conoce a Nietzsche
            El cuerpo es un contenedor. Es la estructura que da forma a un fenómeno tan complejo como lo es la existencia humana. Es por medio del cuerpo que el ser humano es capaz de realizar, de hacer, de efectuar. El hombre necesita del cuerpo, y se ve sumido en la desesperanza de que sin su espacio contenedor, pasa a formar parte de nuevo de la gran energía de vida del cosmos, esperando una nueva oportunidad, un nuevo despertar. El ciclo finito de vida del hombre, esa putrefacción de la manifestación física que permite existir es lo que genera terror a la muerte. El hecho de envejecer conlleva al abandono obligatorio del cuerpo y por tanto es el fin de ese ciclo de pensamiento y acción.
            Sartre (2006[1946])  habla de la vida humana retomando lo expuesto por Heidegger, refiere a un dasein arrojado al mundo por su propia cuenta, solo y desamparado y con el peso de él y la humanidad sobre sus hombros. Estar contenido en el cuerpo es fuente de angustia, ya que con el motivo de definir la esencia, se debe vivir la vida de forma examinada. Hasta cierto punto, el filósofo francés apunta la necesidad de trascender del dasein a la persona intelectual; es decir, enrumbar desde un principio el sentido de la vida, aplicar mi existencia en función de los otros que también están contenidos en cuerpos, con el fin de hacer más llevadero el exilio de la vida.
No muy lejos de esta perspectiva, Nietzsche (2009[1882]), un poco más individualista tal vez, define al ser humano como un diamante en bruto: poco valioso en el estado en que se encuentra, pero que si se somete a un doloroso proceso de cambio y superación puede llegar a ser el Übermensch, el hombre exponenciado. El alemán señalaba la necesidad de que el cuerpo y el ciclo de vida fueran puente a la superación, a la adquisición de la voluntad de poder y al amor fati. El hombre que no teme vivir la vida y volverla a vivir (eterno retorno) y que aún así está dispuesto a amar, odiar y soñar, es quien puede llegar a considerarse el Súper Hombre.
Ahora bien, ambos filósofos convergen en un punto evidente: el hombre en su cuerpo tiene la oportunidad de consagrarse como algo más allá, tiene la posibilidad de que su existencia no se quede en el nihilismo ni el quietismo. Se le da al hombre un papel activo, de construcción; sin caer en la actitud mesiánica ni ególatra: el hombre puede llegar a ser humano en su totalidad. No obstante, tanto la persona intelectual como el Übermensch topan de lleno contra un muro establecido por el hombre, un amparo poético y ficticio que culturalmente ha sido aceptado con el fin de tratar de evadir la inseguridad ontológica que produce el estar solo y el tener que tomar decisiones: el hombre encuentra con la moral.
La moral no es más que la forma en que el hombre busca aplicar la ética, es decir como este trata de deducir en la vida cual es el sendero correcto a seguir. Evidentemente, la moral como acto de elección o discernimiento de la senda que me permita la aplicación de un humanismo verdadero no afecta a ninguno de los personajes de los filósofos anteriores. No obstante, si existe un problema, el hombre ha corrompido la moral y la ha transformado más allá de lo que realmente es y la ha transformado en normas, leyes, dictámenes que encierran o encasillan la existencia, de forma que buscan definirla hasta el mínimo detalle, logrando así que el hombre no disfrute de su cuerpo y devenga en un peón que no cuestiona, que no piensa, que no produce y que sencillamente se limita a seguir instrucciones.
Esta institucionalización de la moral necesaria [necesaria porque existen quienes ocupan que ella sea así] no es un fenómeno nuevo, es una enfermedad social que inicia desde que el hombre comienza a definir como malo y bueno. Este pensamiento toma auge con la aparición de las religiones predominantes, las cuales basadas en textos sagrados imponen a los adeptos el camino hacia la salvación, o en su defecto la evasión de castigos perpetuos. Paralelamente,  se puede hablar de una moral de amo y esclavo, un precedente tal vez de la Superestructura que posteriormente que Marx explicaría con su teoría acerca de las relaciones de poder y sumisión del proletariado ante los que tienen poder económico.
De esta forma, al tiempo que las sociedades evolucionaban, la moral necesaria fue encarcelando al hombre, le cortó sus alas y definió que podía y que no podía hacer el cuerpo. Lo que está fuera de los parámetros establecidos es pecado o es delito; pero esto solo encubre estratégicamente falsedades de quienes imponen esta moral. A partir de la definición de lo bueno y lo malo,  los puentes hacia el Übermensch y la persona intelectual se cortan, ya que la estar sujetos a cierto rango de acción que es considerado socialmente como correcto la posibilidad de trascender se anula.
Taylor en su plática con Butler en el video La vida examinada (2008) expone que es difícil realizar tareas con partes del cuerpo que no están capacitadas para realizar una determinada acción. De la misma manera, para el hombre es difícil utilizar su cuerpo de manera innovadora o sugerente si la sociedad lo ha limitado tanto epistemológicamente como en su manera de actuar. El sentimiento de angustia es desechado imaginariamente; al escoger sendas preelegidas las decisiones son fáciles, no satisfactorias. Empero, quien se arriesga y da el salto a ser diferente, a romper con la moral, paga las consecuencias. Butler habla del miedo al que es diferente, el miedo a la otredad. Duby (1995) mencionaba que el miedo al otro era por ser distinto de lo propio, lo cual aplica perfectamente al caso del joven asesinado mencionado por Butler.
Si se está limitado por una estructura tan arraigada en el seno de la sociedad misma, ¿qué se puede hacer con el cuerpo? ¿Se debe dejar a la deriva, siguiendo como caballos de tiro la única senda que se puede ver? La respuesta está en el sacrificio, en la disposición de ser diferentes y de buscar los objetivos que cada quien tiene propuestos. Nietzsche (2010[1884]) habla de las nuevas tablas, de la necesidad del ser humano de imponer su propia virtud, su nueva moral, la verdadera moral, aquella que no decide entre el bien y el mal, lo correcto o incorrecto; sino entre lo que beneficia a la propia existencia y a la humanidad. Es un volver a las necesidades, a  la satisfacción, a dejar el sentimiento de culpa y de vergüenza y comenzar a concretar la existencia y la esencia humana.
Sartre, J.P. (2006[1946]) rescata de Dostoievsky que cuando el hombre se queda solo, sin su dios [léase aquí dios como figura de imposición de moral], se ve obligado a decidir por sí solo, de volver a la angustia pero al mismo tiempo a la oportunidad de elegir libremente. Se debe entender que el hombre tiene un cuerpo que lo llama a trascender, a realizar a construir y no a destruir. Es una oportunidad única que se tiene para marcar la diferencia, pero para hacerlo, hay que arrojarse al precipicio de la incertidumbre y trascender.
REFERENCIAS
Duby, G. (1995). Año 1000, año 2000: La huella de nuestros miedos. Editorial Andrés Bello: Santiago de Chile.
Marx, K. (2006[1894]. El Capital. Siglo XXI Editores: Buenos Aires.
Nietzsche, F. (2009[1882]). La gaya ciencia. Ediciones Akal: Madrid.
Sartre, J.P. (2006[1946]). El Existencialismo es un humanismo. U.A.M.: México D.F.

Taylor, A. (2008). La vida examinada [película documental]. Zeitgeist Films: Nueva York.

viernes, 4 de noviembre de 2011

De la Transvalorización Numérico-Académica

I.                   Un breve concepto de “hombre”
En Filosofía, el estudio que busca definir al hombre se denomina Antropología. Esta busca hallar la respuesta a la pregunta ¿qué es el hombre? Ahora, buscar una definición apropiada para la palabra hombre puede ser o bien muy sencillo o la tarea más ardua de todas; pero depende que entendamos por otra palabra: definir. La aserción más común de dicha palabra seria buscar un significado para el término en cuestión, es decir, buscar en otros morfemas similares una caracterización apropiada para aquello que queramos definir. Desde este punto de vista, el hombre podría ser definido como aquel ser que clasifica como humano, piensa, construye, camina en dos pies, modifica su entorno, usa herramientas, ha desarrollado lenguaje, etc. Vemos aquí entonces que tratar de encontrar el significado del ser humano es algo que trasciende de las palabras, es entonces que el hombre estudia su propio ser en distintas áreas.
Si se inicia por el aspecto biológico, el ser humano podría estar definido como aquel organismo viviente, multicelular, perteneciente al reino Eukarya y de nombre científico Homo sapiens (sapiens). Este también es el máximo exponente de la cadena evolutiva, ya que presenta adaptaciones altamente eficientes para desarrollarse en su ambiente y que le permiten utilizar herramientas para realizar trabajos. Es el más adaptable de todos los mamíferos, y posee el cerebro más desarrollado de entre la especie animal.
De la mano con la biología, la psicología define al ser humano como aquel ente biológico que, a través del desarrollo de su cerebro, ha generado un universo en sí mismo –llamado pensamiento- en el cual suceden muchos fenómenos que pueden llegar a afectar de manera física –o sea biológica- al ser humano. Es entonces donde el hombre es estudiado con base en sus pensamientos, sus fobias, su alter ego, inteligencias múltiples, sus mecanismos de defensa y es concebido como un ser pensante. Al fusionar la parte pensante más la parte material converge el ser humano como un individuo completo desde estas perspectivas.
No obstante, si analizamos el paso del hombre por la historia, este  es un ser evolutivo; es dinámico y cambiante y pasa a ser lo que el mismo hace de sí. Desde la época prehistórica el hombre ha sufrido una carrera de cambios relacionados con su “culturización”, es decir la construcción de la cultura. A partir del paso del nomadismo al sedentarismo, el hombre se ha esforzado por dejar plasmado su proceso evolutivo, no solo fisiológico sino también cognoscitivo. Ejemplo de esto son las pinturas de las cavernas, las grandes pirámides de civilizaciones como la maya o la egipcia, o las grandes edificaciones modernas. El hombre necesita dejar un legado, una historia, porque parte de él se siente definida por la grandeza o superioridad que refleja en esa marca en el tiempo. Por otro lado, la historia humana también enfoca la colectividad y sus fenómenos, por medio de la sociología, y con ello pretende entender como la sociedad evoluciona –ahora marcando el cambio evolutivo en una masa y no en algo único- y que significado da a esa sociedad ese cambio.
Sin necesidad de explicar más ámbitos, es evidente que el ser humano es un ente tan complejo, que definirlo resulta, desde mi punto de vista, imposible. Abarcar todas las áreas donde el ser humano ha tenido alguna clase de impacto o desarrollo implicaría hablar de todo lo existente, dado que el hombre como tal ha intervenido en todo lo que conoce, y lo que no se conoce no puede tomarse como un punto de referencia para definir al hombre.
Volviendo al concepto de definir, si este refiere a encontrar un morfema equivalente al termino en cuestión, no habría para mí uno mejor que la palabra integro. El ser humano es un ente compuesto por todo lo que le rodea y por lo que cuenta en su interior; a esto entiéndase como ideas, pensamientos, sentimientos, materia biótica, materia abiótica, esencia, entre otras.
De esto podemos concluir a su vez que lo que hace al hombre es ser hombre. El hombre es su propio ser y no debe clasificarse ni etiquetarse como ninguna otra cosa. Esta visión antropocentrista daría como origen que la definición de ser humano conste por cada una de las partes descritas y por las muchas otras que ni si quiera se mencionan. Si se somete a consideración esto, las desviaciones del ser humano en distintas concepciones cerradas serían erróneas, porque el ser humano sería el ser general, lo que da sentido a todos los demás entes existentes.
 Esta pequeña visión de Antropología propia, espero remita a entender mi percepción del ser humano: lo existente es el ser humano, porque su composición comprende tanto lo que lo conforma macro y microscópicamente y también lo que le rodea, porque eso también interviene en su vida y lo limita.

II.                El hombre, el ser
Todo lo que existe tiene una idea. Es imposible para nosotros los seres humanos, quienes somos lo que hemos estructurado el sistema de pensamiento existente en el mundo,  pensar en algo que carezca de una idea clara. Podríamos decir entonces que es imposible pensar aquello que no ha sido definido por el pensamiento. ¿Cómo es esto? Bueno, en realidad, gracias al sistema de racionalización impuesto por Sócrates, Platón y Aristóteles, concebimos que lo existente pueda ser tangible o intangible.
Por aquello que es tangible podemos entender como lo que es percibido por los sentidos. Es empírico, sabemos de él por la experiencia natural. Por ejemplo, una mesa es un objeto tangible, ya que puede ser captada por el tacto y la vista; esta allí a vista y paciencia de su apreciador.  Lo intangible es aquello que es producto del ejercicio humano del pensamiento, por tanto es racional y para obtenerlo se necesita una base de datos que lo sustente. Las matemáticas son ejemplo de lo intangible, ya que son producto puro del pensamiento humano.
Ahora, de esta realidad converge una dualidad, ya que no podemos concebir la existencia de algo físico que no tenga un pensamiento, es decir, la existencia de un objeto tangible sin la presencia de la parte intangible. Todo lo empírico requiere entonces  de una parte intangible, de un concepto que le proporcione su sentido y que permita después ser conocido  a nivel empírico. Si bien los filósofos griegos racionalizadores diferían acerca de la jerarquización de relevancia de lo tangible y lo intangible, no cabe duda que todo aquello que es físico tiene una manifestación ideal, pero la relación inversa no es necesaria.
Los seres humanos de manera científica podemos definir qué es lo tangible, en realidad esta materia es el objeto de estudio de las ciencias naturales. ¿Pero quien se encarga del estudio de lo intangible? ¿Qué es lo intangible? Lo intangible solo puede ser definido a través de la filosofía. Esta parte intangible, esta idea de a las cosas, es lo que podríamos llamar como su ser. Por medio de la Ontología, hemos comprendido a nivel racional –únicamente- que el ser es aquello que define al ente. El ente es aquello que es definido, es lo particular de lo que se está hablando y es lo que se manifiesta a través de la existencia. El ser es entonces aquello que da sentido al ente, lo que lo define.
Desde esta perspectiva, podemos regresar a la búsqueda de la definición del concepto de hombre. ¿Cómo se define el hombre a partir de lo intangible? Si el ser es la idea que representa al ente, el hombre que es el dador de este pensamiento, de este concepto, tendría entonces que darse a sí mismo un ideal, un pensamiento que lo defina. El hombre ha encontrado muchas alternativas a este conflicto, desde darse a sí mismo un cargo superior, definirse a sí mismo como una idea vacía, darse a entender como su propia historia, hasta definirse a partir de un ser superior al que llama Dios. El problema es que cada pensador define al hombre desde su propia perspectiva, su propia alternativa escapatoria, y no da un concepto claro de qué es el hombre.
Definir al hombre a nivel físico es altamente posible, y podríamos obtener una definición detallada de la misma, pero definir el hombre en su nivel de esencia es otra historia. Siendo el hombre un ser único, pensante, trata de definirse desde una perspectiva compleja en vez de pensarse como tal: el ser del hombre es su capacidad de pensar que es el realmente, es su búsqueda de un propio significado para él.
III.             La enajenación numérica
El hombre es un ser que por naturaleza tiende al cambio. Esto es algo que ha demostrado a través de su proceso evolutivo y de culturización. Hoy, en pleno siglo XXI, el hombre se erige como una fuerza extraordinaria, que casi se da el título de creador y destructor, y que admira lo que ha construido con el paso del tiempo. En esta época, me aventuraría a pensar que estamos en la época del Imperio Humano.
¿Cómo se ha construido? Por medio de la formación de un ordenamiento mundial. Se dice que los seres humanos estamos ahora en la Época del Conocimiento, debido a que el hombre ahora maneja cantidades enormes de información en todos los ámbitos.  La vida ahora se basa en el desarrollo de los conocimientos exactos, lo que podría llamarse como el conocimiento productivo. Se le llama así ya que tiene como fin último la producción material. El capitalismo y la globalización han conllevado a la sociedad a un gran interés material, por lo que la producción de bienes es la respuesta inmediata a la aplicación de este interés.
El hombre ha creído durante su historia que las posesiones materiales son las que le otorgan poder, y en la actualidad ha comprendido que una manera de incrementar sus reservas es subyugar el conocimiento a la producción. La información ya no busca solo almacenar datos, sino también darles un uso que incremente en algún porcentaje la producción, para aumentar también el grado de poder. Es entonces que se hace una distinción entre los saberes del mundo: el saber que produce y el saber que no produce.
Es fácil ver que en una sociedad tan acelerada como la actual, el saber que produce es el dominante. La crecida en los números de profesionales que se especializan o graduados en técnicos altamente productivos a bajo costo no son noticia en las sociedades mundiales. El hombre vive para producir, producir, producir y se aleja del ocio, del saber no productivo, ya que el tiempo es dinero. Eso conlleva a un devenir del sentido del hombre, ya que este pasa a ser su trabajo: se lee en la sociedad tal cual este produce.
Este pulso que llevamos ahora y que acompasa nuestra vida, es entonces el promotor de un cambio, tanto a nivel interno –individual- como externo – colectivo-. El hombre sufre una transmutación de su sentido de la vida; ya este no vive por vivir ni por superarse, sino vive por estancarse él y auto explotarse en una búsqueda de poder material. Es entonces que ya el hombre no se concibe ni como un amo ni un esclavo, trabajador o empleador. Ya no hay una distinción de clases sociales: podríamos hablar de una distinción de cifras numéricas.
¿Una distinción de cifras numéricas? El mundo se rige bajo un estudio categórico de los números, donde  se trasciende del significado y utilidad que en un principio se les ha dado, y se llevan a sus últimas consecuencias. Los números han pasado de ser simples construcciones abstractas que ayudan a entender los conteos propios realizados por el hombre –lo que lo lleva a contar cosas incontables como el número pi o e- y han pasado a ser no otra cosa más que etiquetas; todo lo circundante al hombre está numerado. Los números han dejado de ser abstracciones y han llegado a materializarse, por que el hombre concibe ahora todo desde la belleza de la perspectiva numérica.
Ningún ámbito es la excepción a esta regla, desde el progreso, el dinero, hasta la edad y la propia identidad –los números de id-. Actualmente lo que vale son los números, ellos le dan valor a todo lo demás. Los mismos números crean segregaciones, dándole un mayor estatus a lo que se relaciona con ellos, de allí que los estudios y actividades matemáticos son mayormente reconocidos que los que se relacionan con el pensamiento verbal, artístico, deportivo, entre otros. La sociedad se ha vuelto una admiradora de una numerología al mejor estilo de Pitágoras, trata de explicar su realidad a través de ella sin darse cuenta de que tal vez se está perdiendo en ella.
La identidad del ser humano no se ha visto impune ante el acto de numerización. El hombre es ahora pensado como lo que produce, lo que gana monetariamente, lo que tiene… Este ha dejado de ser ser humano para convertirse en un ser numérico, el cual es juzgado y tratado como solo eso, un número. Pareciera ser que tuviéramos ahora un código de barras tatuado en la cabeza, que nos sirve de tarjeta de presentación. Dime cuanto ganas, cuanto produces, cuanto trabajas y te diré quién eres.
Desde esta perspectiva, probablemente estemos hablando de una nueva forma de ver la Antropología: una Antropología Numérica; donde el ser humano no es humano, es un número, y al mismo tiempo, ya su ser no es el mismo como ser pensante, sino que es consumido por ese pensamiento, se vuelve una abstracción, deja la vida y se convierte en número y este último se materializa y ocupa el lugar del humano. ¿Tenemos una visión alterada del hombre de lo que debería ser? ¿Se está en lo correcto al decir que el nuevo ser del hombre es el número?
El hombre ya no se valora a sí mismo por lo que vive, si no por lo que tiene, por lo que trabaja, se jacta de su salario. El hombre ha pasado a ser un número más, se ha dejado marcar por las etiquetas que ha desarrollado una sociedad consumista y materialista. La valoración del hombre se supedita a él mismo: ¿cuánto se puede alzar ese número? El único deseo de superación que tiene el hombre es ahora el simple hecho de hacerse de una cifra mayor, el deseo por una vida terrena, la vida de el aquí y el ahora queda en el olvido, todo se piensa en la lejanía, con el tiempo, conforme haya un incremento o disminución de números.


IV.             De una epistemología enajenada
La epistemología es  la rama de la Filosofía que se encarga de estudiar la forma en que el hombre se asocia con el conocimiento científico, se encarga de descubrir la manera en que el ser humano aprehende. Conocer de que manera el hombre conoce, ayuda en muchos ámbitos, por sobre todo en la educación.
No obstante, la actualidad presenta un problema: una sociedad alterada presenta un nuevo fenómeno a su vez, una enajenación de la epistemología. Esta alienación es producto de la nueva concepción del hombre como número, y para hallar un ejemplo con el cual explicar este punto no es necesario salir de la sociedad costarricense.
El modelo educativo a nivel nacional presenta variadas opciones en lo que respecto al método de enseñanza a nivel de educación diversificada –constructivista, humanista, científico, académico-, empero, el mayor problema de la educación enajenada es la codificación del estudiantado. Por esto refiero a que los mismos jóvenes, quienes están comenzando a desarrollar su propio pensamiento sobre el mundo y sobre ellos mismos, son de una vez transmutados en cadenas numéricas, basadas en una trivialidad tan grande como lo son las notas académicas.
Me es necesario decir que el estudio realizado en este ensayo surge a partir de esta demarcación preferencial numérica existente en mi propio colegio, el Colegio María Inmaculada. En realidad es una pena tener que hablar de una clase de comportamiento, que a mí parecer, es poco ética en una institución educativa. Y es que yo misma he probado de a pocos la impunidad que puede brindar tener un promedio superior a 95, y yo misma también he visto la discriminación hacia los estudiantes que van un poco rezagados en cuanto a sus notas.
Después de cinco años de formar parte de la comunidad educativa de el colegio, soy capaz de percibir el cambio tan radical que se ha presentado en cuanto a la parte humana de la educación. El colegio, sin lugar a dudas, es de los mejores a nivel nacional en cuanto a preparación académica, uno se gradúa de undécimo año listo y armado para ser todo un profesional  en cualquier carrera. Sin embargo, es la parte humana –llamémosle la parte vocacional – la que me conlleva a una preocupación, porque; en este lustro de vida que he gastado en el colegio, he visto el declive de necesidad de fomentar esta parte del ser humano. ¿Numerización?
El estudiante reconocido en el colegio es aquel que tiene buenas notas. Este es el que es saludado por la Hermana directora todos los días si uno se lo topa en el pasillo, el que es saludado por un  personal administrativo que con costos y tiene contacto, es también el que sale en la página web de la institución. Es al que le dan un reconocimiento a final del año por su esfuerzo. Por otro lado, los estudiantes regulares o promedios pasan como fantasmas por la institución, siendo reconocidos ocasionalmente por algún profesor que intenta levantar los ánimos de un sector abandonado por estar en el limbo. Finalmente, el estudiante que va mal es el marginado, el regañado, el azotado, al que se le achaca que el colegio vaya en decadencia.
Estas cuestiones de códigos de notas surgen únicamente en el afán de dar una cara a el país de la excelencia académica que se tiene, pero pareciera ser que los dirigentes de la institución no se han dado cuenta de que en esta vida yo podré tener mis títulos, pero si no soy persona, no soy nadie. ¿Qué cara puede dar un colegio que forma profesionales que no tienen vocación? ¿Qué puede pasarnos a nosotros, los estudiantes, a qué estamos expuestos entonces?
El código debe ser alto, al costo que sea. NO importa la carga académica enorme que se les pone a los estudiantes, los lapsos cortos de estudio acortados por días de tecnología, laboratorios y demás; NO importan las pocas –o nulas- horas de sueño realizando trabajos; NO importa tampoco el malestar físico, la pérdida de masa muscular por no ejercitarse, las bajas de peso por los nervios, los interminables dolores de cabeza, en fin… En tanto las notas sean altas, todos somos felices, ¿no es así?
Y el estudiante que tal vez no destaca en lo académico, pero si en lo artístico, en lo deportivo, se queda esperando su turno, porque este no es un colegio que se preocupe por ello, este es el colegio y como tal solo le interesa una cosa: el puesto en el listado de aprobación de bachillerato. Aquel estudiante que va mal, pero no por falta de trabajo si no porque en serio necesita de ayuda extra, sufre las mismas consecuencias que los verdaderos pecadores. Las constantes generalizaciones y ataques terminan de acabar con la poca cordura restante en el organismo, y en serio uno comienza a creer que la vida se basa todo en producir, producir, producir y subir las notas.
¿Qué sucederá el día de mañana, cuando el mundo no necesite un número, sino una persona? Eso que se lo conteste otro, en el colegio no formamos personas, formamos números. Lo mejor que el estudiante puede hacer ante el colegio es no dejarse vender, tener en claro quién es uno mismo y encerrarse una burbuja de cristal con esa realidad en mente. El estudiante de el colegio, está en constante prueba, este debe dar la talla y al mismo tiempo mantener su esencia, y aparentar que todo está bien con las actividades deportivas y artísticas que esporádicamente se realizan.
No obstante a todo esto, he de destacar que al final del aguacero siempre viene el arco iris. Tiene que existir una razón por la cual el estudiantado –incluyéndome- sigue yendo al colegio. De esta manera puedo resaltar unos cuantos ámbitos. En primer lugar muchos siguen asistiendo por la parte sociable: el colegio se transforma en un centro social donde uno puede encontrarse con sus amigos y conocidos de manera frecuente. NO he de ser hipócrita y decir que esta parte no promueve parte de mi gusto de ir al colegio, porque si lo hace, pero de aquí divergimos a un segundo punto, en mi caso, donde rescato el papel de los profesores en la enseñanza. Si bien cabe decir que no son todos –y se les referirá en anonimato- , destacan los profesores preocupados por su trabajo en cuestión: la enseñanza real de un estudiantado, no solo a nivel educativo sino también a nivel de persona. He de decir que agradezco el esfuerzo de muchos valientes profesores que se oponen al modelo y tratan de darnos a nosotros los estudiantes un verdadero valor: el valor de ser personas que pueden desarrollarse en los ámbitos que les agradan. A partir de ellos es que también reconozco la apertura de oportunidades en diversas áreas, como la artística y deportiva, y aunque falta un largo camino que recorrer me quito el sombrero por el valor de estos profesores y por las nuevas oportunidades que se ofrecen.
El proceso educacional es sin duda uno de los más importantes en la vida de las personas; es el proceso que define muchas de nuestras futuras decisiones a partir del desarrollo y descubrimiento de aptitudes y actitudes. Por igual, deberíamos tener el derecho de ser reconocidos como estudiantes, personas  que buscan ser ilustrados en temas de su interés. Como bien se me ha dicho antes, el María no es un colegio constructivista; pero si podría preocuparse más por el desarrollo de la parte humana de sus alumnos, porque no es correcto seguir con esta cadena elitista de codificación numérica.
Desde un punto de vista antropológico, veo necesario recalcar que concibo al alumno o estudiante como aquel ente que tiene hambre de saber, y que por ello esta empecinado en estudiar. El hombre es aquello que lo hace ser, y ello en definitiva no es la enajenación numérica, sino su realización plena como persona que vive la vida. Una comprensión a fondo de esto por parte de los mandamases de el colegio con suerte llevaría a mejorar el índice académico de los estudiantes, a mejorar la calidad de vida de los mismos y aumentar la promoción de la institución dentro de la población –ante la crisis que pareciera estar pasando el colegio por las decrecientes inscripciones para la misma-. El punto fundamental es la consideración del hombre, y darse cuenta de que el fenómeno de la enajenación numérica es real. Como último punto, es necesario a veces levantar un poco la voz para ser escuchado, espero que este sencillo ensayo pueda llevar algunas de las ideas que en definitiva voy en desacuerdo con el colegio, y en general con el trato a los intrigantes entes de los seres humanos.

jueves, 24 de marzo de 2011

La extraña y Absurda Masacre de la Escogencia de Carrera

"Sus padres han decidido todo por ustedes: como vestir, a que colegio van, que comen por día... Y de un momento a otro les dan una patada y los tiran al peñasco de la elección de carrera" 
Orientadora de la UCR


La elección vocacional se supone debe ser una de las decisiones más importantes en la historia de la vida de uno: sencillamente es el plan que seguiremos de por vida de aquí hasta jubilarnos. Sin embargo, por mayor que sea la preparación, las arduas horas dedicadas a la orientación vocacional y las constantes influencias del medio... ¿Quién puede decir yo se que carrera voy a estudiar?
Parece ser que 11 años de educación formal -en promedio- dejen claro cual es el campo de estudio a seguir por cualquiera de nosotros. Incluso el mas regocijado en "saber" su llamado vocacional, se abraza a su almohada por las noches en un temblor pensando si eligió lo correcto.
Si bien no es una ciencia físico nuclear, el miedo está en la rebuscada idea de tener que realizar una introspección y a partir de  lo que encontremos en el fondo -si es que encontramos algo claro- encontrar un área de estudio y carrera que pueda calzar con lo que deseamos.
(Y para los que soñamos con carreras como "Licenciatura en Probación de Helados, Ingeniería de Colchones o demás, nos quedamos esperando)
Pero aquellos que logran nadar a través de la tortuosa orientación vocacional y llegan a la sagrada tierra del "ya escogí" encuentran un nuevo tope llamado "mercado laboral".
Técnicamente podemos definir mercado laboral como aquello que ya no existe, ya que los trabajos, como todo, se saturan. Y la necesidad económica fríamente impuesta por la sociedad se refleja en la utilidad económica -aunque esté de más decirlo- que podamos sacarle a la carrera, como quien dice "sacarle el jugo".
Si bien con esto no he llegado a una conclusión formal, por lo menos es una queja. ¿Por qué la sociedad le impone títulos de prestigio a ciertos trabajos? ¿Por qué la remuneración económica me tiene que importar si en lo que estudie soy feliz? ¿Porqué amargarme la vida estudiando algo que no me gusta pero me da poder y dinero? Es lo que hay que empezar.
En lo que queda, está en cada quien la elección vocacional, o por lo menos eso me han repetido mucho a lo largo de estos dos años.
Como consuelo, al menos queda el eterno traslado de carrera.

domingo, 11 de julio de 2010

"Hello down there!"



Se me ocurrió empezar con esta frase del cuento de Charles Dickens. Esta es la entrada inicial del blog, por lo que nada más relataré poco.
Este blog habla un poco de mivida, tal vez como una escapatoria, tal vez esperando que alguien me oiga, tal vez en busca de interesados... En realidad no lo sé.
Si bien, s tengo como objetivo llevarlos a conocer algo más allá de lo normal, la vida coom se aprecia en según quien quiera detenerse a verla. Espero no se aburran de ello n_n'
MI vida transcurre entre un cole bastante agobiante, amigos, hogar rutinario, trabajos excesivos, escribir, leer, pintar, dibujar, y dormir. Cada tanto rompo la rtina y planeo cosplay, uno de mis grandes amores.
Mi punto es dejarlos ver un poco de esta lucha y todo lo que pasa, compartir más alla de lo que estoy acostumbrada, enseñar mi trabajo... En fin, ser mas... independiente...